La explicación, es sencilla: los objetos están formados por átomos, con una nube de electrones rodeando el núcleo. Y cuando un objeto se acerca suficientemente a otro, los electrones de los átomos de ambos objetos, comienzan a repelerse (dado que tienen la misma carga electromagnética negativa). Por más fuerza que hagas, nunca lograrás que los átomos se junten.
¿Por qué “sentimos” que estamos tocando algo, cuando en realidad no lo hacemos?
Se trata de una reacción en cadena de energías: las cargas electromagnéticas de los átomos de la silla, “empujan” a los átomos de tus nalgas (generando una interacción hasta llegar a los nervios sensoriales, que comunican al cerebro la “falsa ilusión de contacto”).
La materia en realidad apenas está «llena» de partículas; los espacios entre núcleos atómicos, son inmensos en comparación con su tamaño, y están poblados por solo unos pocos electrones (que por lo que sabemos, son partículas puntuales y sin dimensiones).
Además, un átomo parece ser infinitamente divisible. ¿Y cómo algo infinitamente divisible, y por tanto teórico, puede manifestarse como algo finito?
Veamos: Actualmente, sabemos que todas las cosas del mundo, contienen una cantidad determinada de información. Esto lo incluye todo; desde átomos o partículas elementales (que registran pocos bytes), hasta el propio universo (que registra cantidades ingentes de bytes).
Toda la información, desde la que llevan las partículas hasta la que manejamos, comenzó a procesarse, a mutar y multiplicarse, a partir del Big Bang.
En realidad, el universo no hace más que computar datos desde sus comienzos.
Todo lo que oímos, vemos, pensamos, etc, es información.
¿Por qué estoy hablando de algo intangible como “información”, y no en términos de materia sólida? Pues porque hoy, las cosas ya se estudian a través del procesamiento de la información; la cantidad de datos que puede procesar una molécula, un cerebro, el universo... Todo registra información, y podemos medir cuánta registra. Y es que una apariencia convincente de materialidad, no significa que realmente, ésta exista.
El ser humano ha llegado al acuerdo de llamar materia, a una determinada manifestación de lo que hay ahí fuera. Pero parece ser que todo lo que existe, es energía en diferentes grados de vibración o en diferentes grados de condensación.
Como vemos, nunca choca sólido contra sólido: en realidad, los átomos están condenadamente vacíos; y si no puedes atravesar una pared, no es porque el choque de materias sólidas lo impida, sino por la influencia de repulsión que ejercen los electrones.
A medida que la ciencia ha ido avanzando, hemos pasado de la materia al átomo, a las partículas subatómicas, a los paquetes de ondas, a los cuantos y a la teoría de las super-cuerdas vibratorias.
Lo sólido... La materia... ¿Dónde la ves?

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