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Ver la Versión Completa : El hombre que creó a Dios.



El gran Nolo
22-Aug-2017, 19:57
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Existen dos grandes teorías sobre la creación del universo. La primera de ellas nos habla de que todo ha sido creado por un ser todopoderoso al que conocemos como Dios. La segunda afrima que todo ha sido creado de la nada.

Ambas tienen su lógica. Todo está demasiado bien hecho, es demasiado armónico para pensar en que es mera coincidencia o resultado del puro azar. La segunda se base en la misma lógica que infinitos monos en un tiempo infinito.

Marta es completamente ajena a todo esto. Rebelde e inmadura, acaba de recibir las peores noticias que puede imaginarse. Efectivamente, está enferma, pero los vómitos y mareos que tiene no son producto de ninguna enfermedad.

Siete meses después en plena Nochebuena, la joven adolescente da a luz a dos hermosos bebés: La pequeña y adorable Inmaculada Concepción. y a Jesús... El hombre que creará el universo, la vida, la conciencia... Y a Dios.


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Dejo aquí los dos primeros capítulos: :sudar:

Por cierto, si alguien está interesado en saber la teoría que sutenta el libro, todo se basa en un simple pregunta: ¿Cómo sabemos que el gato sigue dentro de la caja? ¿No hay que comporbar si el gato está vivo, muerto... o si sigue dentro de la caja?

Ahora cambiamos la caja por un agujero negro, que es lo más parecido en el universo a una caja cerrada en la que no podemos mirar en su interior. El experimento mental de Schrödinger todo este tiempo está delante de nosotras narices...



– Tú lo tuviste fácil. Tu trabajo consistió simplemente en explicar a los expertos que te escuchaban con la boca abierta cuestiones que no lograron comprender hasta años después de escucharlas. Pero yo tengo que explicarle a todo el mundo una gilipollez inconcebible.
– Ya me gustaría a mi haber descubierto esa... gilipollez – aseguro su interlocutor resignado.
– Lo entiendo. Créeme que lo entiendo. Estuviste 30 años intentándolo. Soy consciente de que es el sueño de cualquier físico, de cualquier matemático, pero... – el chico soltó una carcajada – No deja de ser una puta gilipollez y lo peor es que resulta muy complicado de explicar.
– ¿El hombre que ha creado a Dios al fin se ve superado por algo?
– Pocos enemigos más grandes y temibles que la estupidez humana. Es demasiado...
– ¿Infinita?
– Abrumadora e inabarcable, pero infinita también me vale.
– ¿Y por qué nos creaste así?
– Bueno, eso es porque...
“... Es la estupidez la que hace avanzar a la humanidad. Si sólo se tomaran decisiones razonadas y seguras no habríamos salido jamas de la sabana africana.” Pero él ya no estaba ahí para poder escuchar el final. Tampoco importaba, apenas podría tener más que un vago recuerdo de las charlas.
– Te veo angustiado.
– No lo estoy.
– No me mientas – comentó la chica divertida mientras se acercaba a la terraza.
– Lo digo en serio. No estoy angustiado.
– ¿No? ¿Con quién estabas hablando?
– Con el único que ha pasado por algo parecido a lo que voy a pasar yo.
– ¿Tú yo futuro?
El chico se rió con ganas ante la broma de su novia. Esta ya se había situado a su lado.
– No puedo hablar con mi yo futuro.
– Sé que hasta ayer no podías hablar con tú yo futuro. Lo que has descubierto y lo que puedes hacer de ayer a hoy yo no lo sé.
– Sigo sin poder hablar con mi yo futuro. No, estaba hablando con Albert.
– ¿Con...? Me has explicado muchas veces como funciona la mente humana, pero me sigue pareciendo increíble lo que haces.
– Cualquiera puede hacerlo. Es simplemente una sincronización cuántica a nivel neuronal que se da en las etapas de sueño profundo. El único requisito es tener estructuras cerebrales cuasi idénticas, pero no hace falta ser ningún genio, así que puedes creerme cuando te aseguro que la inmensa mayoría de la gente que lo logra termina hablando del tiempo.
Vanesa asintió dando por buena la explicación.
– Así que puedes hablar con alguien muerto hace cincuenta o trescientos años pero no puedes hablar contigo mismo. ¿Qué lógica tiene eso?
– Te cierras en banda – declaró resignado Jesús. – Cada vez que lo intento, soy expulsado. Y seguramente sea lo mejor. Si me dijera a mi mismo que tú y yo vamos a terminar estando juntos el ataque de pánico que sufriría sería épico.
– No te imagino teniendo miedo de nada – su novio simplemente sonrió por toda respuesta. – ¿De qué hablabas con él?
– Lo sabes de sobra.
– ¿De tu angustia?
– De mi angustia – el chico suspiró. – Es enormemente difícil ser el maldito creador de todo el universo y no tener ni puta idea de como contarlo. Ni si quiera sé si debo contarlo.
– La gente tiene derecho a saber la verdad.
– ¿Qué Dios es mi creación? ¿Qué toda la realidad es un puto accidente? ¿Qué son el resultado de resolver los problemas más difíciles del mundo?
– Hay muchas formas de contar la misma verdad – aseguró Vanessa divertida.
– Eso es muy cierto.
– ¿Y qué consejo te ha dado Albert?
– Uno bastante peor que el tuyo. Pero no se lo tengas en cuenta, aún seguía en estado de schock por lo que le contado. Y tenías que haber visto a Newtown, echaba espumarajos por la boca.
– ¿Newtown también estaba?
– Sí, él y Albert hablan mucho. Ninguno de los dos se acuerda del otro, pero fue gracias a sus conversaciones como sacaron sus teorías.
– ¿Suyas o tuyas?
– Suyas. Que yo haya creado todo no le quita ningún mérito a ninguno de los dos. Simplemente añadí cosas de mi cosecha.
– Lo haces parecer tan fácil...
– Al final todo es una gran...
– No lo digas – cortó Vanessa en tono de enfado poniéndole un dedo en los labios. – Nadie lo ha sacado nunca. No existiríamos de no ser por ti. Nada existiría de no ser por ti. Así que no te permito que lo vuelvas a decir.
Jesús simplemente sonrió mientras era conducido a marchas forzadas de nuevo a la cama.

















La sala de conferencias estaba a reventar. No en vano se había anunciado la presentación de un gran descubrimiento por parte de uno de los mayores genios del planeta.
Imna lo había logrado todo, o casi todo a pesar de su juventud. Tenía el título de gran maestro de ajedrez conseguido a la temprana edad de once años, una tesis doctoral revolucionaria sobre agujeros negros a la tierna edad de quince años, y dirigía con buen tino un laboratorio de física y genética donde todo el mundo se moría por trabajar. Por eso cuando los medios se enteraron de que su hermano mellizo había debutado en primera división con 16 años recién cumplidos y que en un año iba a ganar cien veces más que su hermana, el escándalo fue mayúsculo.
“Es muy probable que el día de mañana mi hermana cure el cáncer o resuelva el problema del hambre en el mundo, y eso está muy bien. Pero yo meto un balón entre tres palos y nada en este mundo y en esta vida es más importante que meter goles. Na-da”. El periodista se quedo mudo de asombro, sin saber ni que decir ni que pensar, mientras Inma se reía con la declaración de su hermano. Confirmó que nunca jamas había visto tantos ceros juntos como en el contrato de su hermano, y eso que trabajaba con partículas y escalas astronómicas. Y ahí murió la polémica, porque unos no estaban dispuestos a bajarse el sueldo, y los laboratorios no estaban dispuestos a subirlo a los miles y miles de científicos que tenían trabajando para ellos.
Estaba guapísima, increíblemente elegante. Su madre se había esforzado de verdad para que estuviera lo más bella posible, algo que a ella le molestaba sobremanera porque con su hermano nunca era tan puntillosa. Y porque ante todo quería parecer una auténtica profesional. Pero a pesar de sus quejas, no había nada que hacer.
– Deja ya de refunfuñar. Una mujer tiene que estar guapa para presentarse ante el público.
– Eso son estúpidos estereotipos de género, mamá – declaró Inma entre dientes.
– Eres preciosa – menciono su hermano. – No tiene nada malo que lo estés.
– ¿Sabes que es lo que me molesta? Tener que presentar tus teorías como si fueran mías. Sabes que apenas logró comprenderlas.
– Pero si son una... Son muy fáciles. Y además te las he explicado mil veces.
– Pero tú deberías estar haciendo esto, no yo.
– Yo sólo meto goles. Eres tú la que se empeñó en que el mundo debía saberlo.
– Pero porque pensé que las ibas a contar tú. ¡Mamá, dile algo!
– Es el precio que debes pagar por acostarte con él.
– Como si él no lo disfrutara. Me preguntó que dirían tus fans si supieran que clase de vida llevas.
En seguida se arrepintió de sus palabras. ¿Un hombre que se acostaba con la maciza de su novia cinco años mayor que él, dos bellezas a las que trataba como perras en celo, con la preciosidad de su hermana y la mayor parte de las veces al mismo tiempo? El puto amo. Por suerte ni su madre ni su hermano hicieron el menor comentario al respecto.
– Relájate. Vas a estar muy bien.
– Sólo vuelve a prometerme que no hay ningún error.
– No hay ningún error. Eres lo suficientemente inteligente para haber descubierto el error por ti misma en caso de que lo hubiera. Y sabes de sobra que yo jamas te dejaría hacer el ridículo.
– Aún recuerdo lo de la partida de ajedrez, y sé que tú también.
– Me lo pase muy bien haciéndome pasar por ti. Y además gane al superordenador, de paliza creó recordar. Las ocho partidas, con blancas, negras y amarillas.
– No existen las amarillas – añadió entre dientes.
– Le hubiera ganado igual – manifestó firmemente su hermano. – Y ahora tranquila, que lo vas a bordar.
– ¿Tú crees?
Le basto un simple vistazo para saber que no.
– Está bien, pásame el pintalabios... – dijo resignado mientras su hermana le abrazaba.

Anonym_V
15-Sep-2017, 04:38
Gracias.

:leer: :saludo:

El gran Nolo
15-Sep-2017, 14:55
Gracias.

:leer: :saludo:


No hay de que :gracias: