Shaddam
14-May-2014, 23:29
Aquella primera visión de Beznér tras haberse despertado de su tiempo en criogenización, fueron los añejos rostros del equipo de doctores que llevaba a cabo el proceso. Sus primeras sensaciones, las clásicas náuseas sumado a un terrible dolor punzante en la cabeza y un cansancio físico que le sometía totalmente. Lo primero que hizo fue devolver hasta su primera comida.
El año 2014, lo que significaba que había estado tres años congelado, alejado del mundo que conocía; de su familia y amigos, de Narém.
Dio un largo trago al vaso de zumo de naranja que ofrecían a cada descriogenizado y se puso encima de mala manera el uniforme estándar de la Confederación Galáctica Elohim. Y, como nada solía empezar bien en su vida -lo que recordaba- le recibieron con malas noticias: algún familiar y amigo fallecidos, pero tampoco era demasiado relevante para su día a día, solamente podía pensar en Narem.
Tres años de viaje, es el tiempo que la nave ligera Akerán había tardado en realizar el viaje desde el Puerto espacial Kurarán hasta el satélite móvil Pársifal.
Pársifal era el mayor satélite móvil de la nueva gama de naves Hamehón, dedicadas mayormente a tareas de burocracia y administración militar, las llamadas arcas-ciudad. Por su parte, Párfisal poseía el mayor arsenal militar de la Confederación Galáctica Elohim de cara a su expansión protectora en el Sistema Solar. El brazo armado Elohim se dedicaba, sobre todo, a las tareas de acercamiento al Planeta Tierra.
La Confederación Galáctica Elohim contaba con miles de puestos de avanzadilla. Las bases galácticas se repartían entre cuatro planetas y tres satélites alejados del Sistema Solar. Dentro del mismo, el llamado Preámbulo, logró establecerse en Marte y la Luna, dando paso a lo que sería el cuarto contacto con las autoridades terrícolas modernas y la comprobación actual del planeta. Los posicionamientos de avanzadilla debían de establecerse antes de llegada de los Alfa Draconis.
En las filas de la Confederación se encontraban los mejores hombres y mujeres, especialistas en las ramas más diversas, además de los soldados mejor preparados de la galaxia. Los Elohim lo habían dispuesto todo para que nada fallase.
Beznér debió de esperar veinte minutos más de lo inicialmente previsto antes de que le diesen las indicaciones para entrar en la sala de reuniones número seis. Allí dentro ya estaba el cuerpo de Generales y Secretarios que le irían dando los informes actualizados de la misión.
Él ya tenía cierta sospecha del estado de la misma antes de leer los informes, y al hacerlo era justamente lo que esperaba. Su misión consistía en tomar tierra de cara al contacto con los mandos de la llamada OTAN y no alineados, que llevaban las operaciones armadas humanas dentro de su propio territorio. Con ocho de los mejores suboficiales de los Elohim, debía de poner en marcha un sistema de entrenamiento y coordinación defensiva para la primera oleada de los Draconis que llegaría en menos de dos años estándar, según los últimos cálculos. Uno de esos suboficiales que acompañaba a Beznér, era su antiguo compañero Martuk.
Martuk había sido su segundo en las revueltas del sistema minero de Ganadea, en las cuales si bien nunca hubo pruebas, siempre creyeron que las autoridades federales nacionales del sistema, estuvieron detrás.
Recordaba aquella misión demasiado bien. Más que bien, pues fue el punto de partida para explicar la situación en la cual ambos se encontraban actualmente. Una vez llegados a Ganadea, tuvieron que infiltrarse en las minas rojas para rescatar a Nárem, que había llegado como avanzadilla dos meses antes y llevaba sin aportar datos más de tres semanas.
Aquello le había perturbado muchísimo. El secuestro de Narém por los rebeldes fue algo difícil de olvidar, no sólo porque fuese una compañera de armas, sino porque también era su hermana.
La rebelión se alzó a los pocos días de llegar ella a la capital del satélite, Ahbah. Los levantamientos prosiguieron a lo largo de los días siguientes a lo largo y ancho del propio satélite, profundizándose en las minas rojas, en el Valle de Nuriel. La Confederación tuvo que tomar protagonismo total en la contienda y los enfrentamientos acabaron por convertirse en auténticas carnicerías en las cuales caían mujeres y niños junto a rebeldes y soldados Elohim. Mientras tanto, la cúpula rebelde salvaguardaba su vida en las profundas minas rojas, donde tomaron a Nárem tras sonsacarle su papel real en el satélite. Era su baza, aunque no es que pudiesen usarla demasiado. Tanto Martuk, él y el resto de la unidad, lograron dar con Nárem antes de que le sucediese nada, pero la cúpula ya se había ido serpenteando por los túneles que cubrían todo el subsuelo del valle, y el satélite.
Desde aquel momento, la Confederación suspendió el gobierno local y puso al mando una unidad Elohim, de cara a salvaguardar el suministro mineral en aquel enclave galáctico.
Esa misión les sirvió para recibir un ascenso, ascenso que les condujo a la situación en la cual se encontraban ahora.
El consejo de la Confederación estaba bastante preocupado acerca de las informaciones que habían recogido en los últimos cinco años respecto a los movimientos de los Alfa Draconis y el movimiento de Nibiru. Su retorno a la Tierra era algo inminente y su obligación, como otras veces antes, era detenerles. La diferencia es que en estos momentos los terrícolas si estaban preparados para ser partícipes en la lucha y su protagonismo sería menos del esperado en otros tiempos.
En este mi primer posteo en el Foro, less dejo mi candidatura para participar en el siguiente número de su revista. Espero que el relato sea de su agrado, caballeros y damas.
El año 2014, lo que significaba que había estado tres años congelado, alejado del mundo que conocía; de su familia y amigos, de Narém.
Dio un largo trago al vaso de zumo de naranja que ofrecían a cada descriogenizado y se puso encima de mala manera el uniforme estándar de la Confederación Galáctica Elohim. Y, como nada solía empezar bien en su vida -lo que recordaba- le recibieron con malas noticias: algún familiar y amigo fallecidos, pero tampoco era demasiado relevante para su día a día, solamente podía pensar en Narem.
Tres años de viaje, es el tiempo que la nave ligera Akerán había tardado en realizar el viaje desde el Puerto espacial Kurarán hasta el satélite móvil Pársifal.
Pársifal era el mayor satélite móvil de la nueva gama de naves Hamehón, dedicadas mayormente a tareas de burocracia y administración militar, las llamadas arcas-ciudad. Por su parte, Párfisal poseía el mayor arsenal militar de la Confederación Galáctica Elohim de cara a su expansión protectora en el Sistema Solar. El brazo armado Elohim se dedicaba, sobre todo, a las tareas de acercamiento al Planeta Tierra.
La Confederación Galáctica Elohim contaba con miles de puestos de avanzadilla. Las bases galácticas se repartían entre cuatro planetas y tres satélites alejados del Sistema Solar. Dentro del mismo, el llamado Preámbulo, logró establecerse en Marte y la Luna, dando paso a lo que sería el cuarto contacto con las autoridades terrícolas modernas y la comprobación actual del planeta. Los posicionamientos de avanzadilla debían de establecerse antes de llegada de los Alfa Draconis.
En las filas de la Confederación se encontraban los mejores hombres y mujeres, especialistas en las ramas más diversas, además de los soldados mejor preparados de la galaxia. Los Elohim lo habían dispuesto todo para que nada fallase.
Beznér debió de esperar veinte minutos más de lo inicialmente previsto antes de que le diesen las indicaciones para entrar en la sala de reuniones número seis. Allí dentro ya estaba el cuerpo de Generales y Secretarios que le irían dando los informes actualizados de la misión.
Él ya tenía cierta sospecha del estado de la misma antes de leer los informes, y al hacerlo era justamente lo que esperaba. Su misión consistía en tomar tierra de cara al contacto con los mandos de la llamada OTAN y no alineados, que llevaban las operaciones armadas humanas dentro de su propio territorio. Con ocho de los mejores suboficiales de los Elohim, debía de poner en marcha un sistema de entrenamiento y coordinación defensiva para la primera oleada de los Draconis que llegaría en menos de dos años estándar, según los últimos cálculos. Uno de esos suboficiales que acompañaba a Beznér, era su antiguo compañero Martuk.
Martuk había sido su segundo en las revueltas del sistema minero de Ganadea, en las cuales si bien nunca hubo pruebas, siempre creyeron que las autoridades federales nacionales del sistema, estuvieron detrás.
Recordaba aquella misión demasiado bien. Más que bien, pues fue el punto de partida para explicar la situación en la cual ambos se encontraban actualmente. Una vez llegados a Ganadea, tuvieron que infiltrarse en las minas rojas para rescatar a Nárem, que había llegado como avanzadilla dos meses antes y llevaba sin aportar datos más de tres semanas.
Aquello le había perturbado muchísimo. El secuestro de Narém por los rebeldes fue algo difícil de olvidar, no sólo porque fuese una compañera de armas, sino porque también era su hermana.
La rebelión se alzó a los pocos días de llegar ella a la capital del satélite, Ahbah. Los levantamientos prosiguieron a lo largo de los días siguientes a lo largo y ancho del propio satélite, profundizándose en las minas rojas, en el Valle de Nuriel. La Confederación tuvo que tomar protagonismo total en la contienda y los enfrentamientos acabaron por convertirse en auténticas carnicerías en las cuales caían mujeres y niños junto a rebeldes y soldados Elohim. Mientras tanto, la cúpula rebelde salvaguardaba su vida en las profundas minas rojas, donde tomaron a Nárem tras sonsacarle su papel real en el satélite. Era su baza, aunque no es que pudiesen usarla demasiado. Tanto Martuk, él y el resto de la unidad, lograron dar con Nárem antes de que le sucediese nada, pero la cúpula ya se había ido serpenteando por los túneles que cubrían todo el subsuelo del valle, y el satélite.
Desde aquel momento, la Confederación suspendió el gobierno local y puso al mando una unidad Elohim, de cara a salvaguardar el suministro mineral en aquel enclave galáctico.
Esa misión les sirvió para recibir un ascenso, ascenso que les condujo a la situación en la cual se encontraban ahora.
El consejo de la Confederación estaba bastante preocupado acerca de las informaciones que habían recogido en los últimos cinco años respecto a los movimientos de los Alfa Draconis y el movimiento de Nibiru. Su retorno a la Tierra era algo inminente y su obligación, como otras veces antes, era detenerles. La diferencia es que en estos momentos los terrícolas si estaban preparados para ser partícipes en la lucha y su protagonismo sería menos del esperado en otros tiempos.
En este mi primer posteo en el Foro, less dejo mi candidatura para participar en el siguiente número de su revista. Espero que el relato sea de su agrado, caballeros y damas.