nekoland
17-Mar-2013, 17:07
La Transgresividad en el vacío.
Es en cierto modo una forma de parálisis emocional. “El día de la marmota” llevado al extremo dentro del discurso de la Scify.
“La amenaza de Andrómeda es un gran libro de ciencia ficción” me dijeron. “Es una aburrida novela que me puso los pelos de punta”, contesté. Y no fue una respuesta gratuita, en realidad surgió de pensar que el factor inquietante de esta obra residía en que el futuro de la humanidad podía estar en manos de cuatro encerrados en un laboratorio. ¿Inquietante lo del virus? Pues sí, en cierto modo, pero infinitamente más intimidatorio e interesante que la respuesta o la cura pudiera estar en manos de un científico francés llamado Pierre o en uno japonés. A un servidor le ponía los pelos de punta que un gobierno, fuese el que fuese, decidiera jugársela de aquella manera, dentro de una instalación secreta, cuando era algo que nos concernía a todos.
De acuerdo, después de este párrafo es imperativo contestar ya a la pregunta ¿Qué tiene que ver eso con la transgresividad que anuncia el título? Es la introducción para comenzar a hablar de la intolerable (y me refiero a lo aburrido que resulta) falta de criterio moral dentro de la Scifi. Es decididamente cansino leer constantemente críticas a películas o libros del género que aburrirían a un muerto. Es tedioso, aburrido y casi obsceno por lo repetitivo seguir tratando los tradicionales temas amorosos o éticos. Y para aclararlo expondré un ejemplo: Starship troopers (Robert A. Heinlein) es una obra no exenta de cierta controversia, pero independientemente de lo que cada cual opine, significa un aporte moral dentro del género que va más allá de las navecitas y marcianitos. El autor propone su particular visión de una sociedad adaptada a ciertas circunstancias independientemente de que a muchos les parezca valores trasnochados o erróneos.
Matrix, La guerra de las galaxias, 2001 odisea en el espacio, Terminator, 12 monos, Alien, Minority Report, El planeta de los simios… la lista puede ser mucho más larga. Alguna de ella son grandes películas, otras no tanto y alguna que otra es simplemente pura basura. Pero todas tienen en común una misma cosa: enfrentan al protagonista de manera hedonista a cuestiones morales que plantean dentro de la realidad en la que nos movemos. Es la historia, los adelantos tecnológicos lo que se desarrolla en esas obras, pero casi ni existe el enfrentamiento hacia el modelo de sociedad en el que se crearon. La aventura, el villano, el amor, poco difiere de otras historias fuera del género. Usemos como ejemplo “Distrito 9”, ¿Cuántas personas viendo la película se han puesto nerviosas por que el protagonista consiga escapar? ¿Cuántas se han puesto nerviosas porque el gobierno no consiguiera abatirlo? Respecto a la última pregunta: un servidor, que maten a ese capullo, que cuando vuelvan los aliens nos van a dar por pelo a todos. (por cierto: ¿Existe África en el futuro?)
¿Qué tipo de relaciones existirán en una nave espacial con tripulación mixta que realiza viajes que duran años? La respuesta actual es bien simplona: exponemos un par de relaciones amorosas en la novela o en la película y ya está. Pero esos secundarios o terciarios personajes que deambulan por la nave, generalmente como atrezo… ¿Qué sucederá con ese tipo de 32 años que trabaja en la sala de máquinas y que es no es tan guapo como el protagonista o simplemente la proporción de mujeres es inferior y no tiene oportunidad? Eso sí interesa, eso sí es Scify. ¿Exponemos a las claras que serían necesarios los servicios de unas profesionales del sexo a bordo? ¿O cogemos la manida opción de que mira por donde, en el próximo puerto espacial hay chicas de vida alegre? ¿Descartaremos a las mujeres en las dotaciones? Eso dañaría nuestras historias. Podríamos solucionarlo con una píldora inhibidora del deseo sexual, pero nos arriesgamos a que alguien escriba o filme algo sobre cómo “el amor verdadero” puede con la química castradora. Un personaje con vida sexual en la tierra que embarca y se enfrenta a los efectos de esa pastilla podría dar para una historia intimista de Scifi. O tal vez podríamos plantear el concepto del amor como una disfunción, que nos indica que se trata de una mezcla de química mal interpretada y de falta de carácter por parte de los protagonistas, no como la opción contra la que lucha el “amor verdadero” sino como la opción correcta: Eso podría ser Scifi. Volver a “chico quiere chica”, da igual si ella es azul o biónica es la norma, nos conformaremos con incluir una variante para hacer creeré que estamos frente a algo distinto.
¿Sería el fin del postmodernismo? ¿Dos culturas? ¿Los que viven sus vidas en el espacio y los que lo hacen en su planeta natal? Si alguien cree que en una nave que puede estar de misión, tan sólo dos años, no cambiaría la forma de entender la disciplina es simplemente porque nunca ha estado en el ejército. Tal vez volvieran a parecerse a la marina inglesa del siglo XVII (disciplina en mayúsculas). Sí, muchas interrogaciones, lo sé y duele poner tantas, pero resulta más pesado que no haya respuestas para ellas. No se puede ser políticamente correcto al igual que no se puede ser conservador a la hora de escribir ciencia ficción. En mi anterior artículo, sobre “Blade runner” mi análisis estaba motivado por la misma razón que éste que ahora escribo: Te cansas de leer y escuchar hablar de ella con argumentos desfasados y llenos de tópicos. Si me preguntáis os diré que esa película no está incluida en la lista anterior porque aunque de manera secundaria muestra un conflicto moral resuelto: si no te va bien con las personas y eres feliz con una androide, pues nada chaval, a disfrutar. Lo que puede ser dicho sea de paso una solución a la abstinencia anterior (para el que la quiera).
“Eva” es una agradable película que plantea un dilema moral: ¿Hasta qué punto puede ser humano una máquina? La respuesta desde el punto de vista que planteo es obvia: A quién **** le importa. Sobra este tipo de planteamientos que son el equivalente a Crepúsculo en la Scify. Lo valiente, lo necesario sería responder a las cuestiones que realmente importan a ese respecto: ¿Qué ha pasado con el paro? ¿Existe tanto empleo que nos podemos permitir fabricar maquinas pensantes y currantes? ¿Cómo se estructura esa sociedad y con qué valores se enfrenta a las máquinas y a su convivencia? “Yo robot” no te comenta si a esas alturas ya cuentas con una sanidad gratuita, o con un alto índice de… puñetas… ¿De qué? Porque cada día somos más, existen menos recursos. La respuesta Naif es la misma: da igual, lo importante es la historia entre el hombre y la máquina (tan absolutamente respetable como Gandía Shore). Pero aún servidor no le hables de Matrix, háblame de si estos movimientos sociales de ahora que intentan luchar contra lo que consideran injusticias sociales se desarrollarían en un futuro. ¿Llegará el momento en el que la línea que separa la lucha social del terrorismo se hará demasiado confusa? ¿Dejaremos los clichés de regímenes totalitarios y represivos para justificar la violencia de unos grupos?
La Csify requiere más que intentar profetizar sobre sistemas de propulsión y dejar de escudarse en que lo importante son las manidas historias de amor de siempre. “Moon” estupenda película que expresa un problema al que muy probablemente nos enfrentaremos aunque se eche en falta algo más de profundización. ¿De verdad bajarían las acciones de la compañía al saberse la verdad? ¿Algo de esas dimensiones? ¿Es que se sabría la verdad? ¿La sabemos ahora? Hay que rayar la ingenuidad para creerlo, sobre todo tratándose de un monopolio de esas características. En demasiados casos nos encontramos con las historias de siempre ambientadas en el futuro. ¿No sería hora ya de comenzar a ambientar el futuro? Es penoso que el mundo del futuro se reduzca a un simple decorado. Es inevitable que muchos os agarréis a algún título de Scifi, que como no he nombrado, es un ejemplo de que soy pesimista sin fundamento, pero haceros un favor (a mí en realidad ni me va ni me viene) centraros en el concepto, no en las formas y pensad en si podríais ir más allá en las historias de Scifi. No os escudéis infantilmente en algún título: claro que los hay estupendos, el problema es que cada vez son los menos.
Lástima que no nos guste ensuciarnos las manos y parecer políticamente incorrectos, e incluso unos impresentables y nada “cool”, qué buena Scify se generaría.
Es en cierto modo una forma de parálisis emocional. “El día de la marmota” llevado al extremo dentro del discurso de la Scify.
“La amenaza de Andrómeda es un gran libro de ciencia ficción” me dijeron. “Es una aburrida novela que me puso los pelos de punta”, contesté. Y no fue una respuesta gratuita, en realidad surgió de pensar que el factor inquietante de esta obra residía en que el futuro de la humanidad podía estar en manos de cuatro encerrados en un laboratorio. ¿Inquietante lo del virus? Pues sí, en cierto modo, pero infinitamente más intimidatorio e interesante que la respuesta o la cura pudiera estar en manos de un científico francés llamado Pierre o en uno japonés. A un servidor le ponía los pelos de punta que un gobierno, fuese el que fuese, decidiera jugársela de aquella manera, dentro de una instalación secreta, cuando era algo que nos concernía a todos.
De acuerdo, después de este párrafo es imperativo contestar ya a la pregunta ¿Qué tiene que ver eso con la transgresividad que anuncia el título? Es la introducción para comenzar a hablar de la intolerable (y me refiero a lo aburrido que resulta) falta de criterio moral dentro de la Scifi. Es decididamente cansino leer constantemente críticas a películas o libros del género que aburrirían a un muerto. Es tedioso, aburrido y casi obsceno por lo repetitivo seguir tratando los tradicionales temas amorosos o éticos. Y para aclararlo expondré un ejemplo: Starship troopers (Robert A. Heinlein) es una obra no exenta de cierta controversia, pero independientemente de lo que cada cual opine, significa un aporte moral dentro del género que va más allá de las navecitas y marcianitos. El autor propone su particular visión de una sociedad adaptada a ciertas circunstancias independientemente de que a muchos les parezca valores trasnochados o erróneos.
Matrix, La guerra de las galaxias, 2001 odisea en el espacio, Terminator, 12 monos, Alien, Minority Report, El planeta de los simios… la lista puede ser mucho más larga. Alguna de ella son grandes películas, otras no tanto y alguna que otra es simplemente pura basura. Pero todas tienen en común una misma cosa: enfrentan al protagonista de manera hedonista a cuestiones morales que plantean dentro de la realidad en la que nos movemos. Es la historia, los adelantos tecnológicos lo que se desarrolla en esas obras, pero casi ni existe el enfrentamiento hacia el modelo de sociedad en el que se crearon. La aventura, el villano, el amor, poco difiere de otras historias fuera del género. Usemos como ejemplo “Distrito 9”, ¿Cuántas personas viendo la película se han puesto nerviosas por que el protagonista consiga escapar? ¿Cuántas se han puesto nerviosas porque el gobierno no consiguiera abatirlo? Respecto a la última pregunta: un servidor, que maten a ese capullo, que cuando vuelvan los aliens nos van a dar por pelo a todos. (por cierto: ¿Existe África en el futuro?)
¿Qué tipo de relaciones existirán en una nave espacial con tripulación mixta que realiza viajes que duran años? La respuesta actual es bien simplona: exponemos un par de relaciones amorosas en la novela o en la película y ya está. Pero esos secundarios o terciarios personajes que deambulan por la nave, generalmente como atrezo… ¿Qué sucederá con ese tipo de 32 años que trabaja en la sala de máquinas y que es no es tan guapo como el protagonista o simplemente la proporción de mujeres es inferior y no tiene oportunidad? Eso sí interesa, eso sí es Scify. ¿Exponemos a las claras que serían necesarios los servicios de unas profesionales del sexo a bordo? ¿O cogemos la manida opción de que mira por donde, en el próximo puerto espacial hay chicas de vida alegre? ¿Descartaremos a las mujeres en las dotaciones? Eso dañaría nuestras historias. Podríamos solucionarlo con una píldora inhibidora del deseo sexual, pero nos arriesgamos a que alguien escriba o filme algo sobre cómo “el amor verdadero” puede con la química castradora. Un personaje con vida sexual en la tierra que embarca y se enfrenta a los efectos de esa pastilla podría dar para una historia intimista de Scifi. O tal vez podríamos plantear el concepto del amor como una disfunción, que nos indica que se trata de una mezcla de química mal interpretada y de falta de carácter por parte de los protagonistas, no como la opción contra la que lucha el “amor verdadero” sino como la opción correcta: Eso podría ser Scifi. Volver a “chico quiere chica”, da igual si ella es azul o biónica es la norma, nos conformaremos con incluir una variante para hacer creeré que estamos frente a algo distinto.
¿Sería el fin del postmodernismo? ¿Dos culturas? ¿Los que viven sus vidas en el espacio y los que lo hacen en su planeta natal? Si alguien cree que en una nave que puede estar de misión, tan sólo dos años, no cambiaría la forma de entender la disciplina es simplemente porque nunca ha estado en el ejército. Tal vez volvieran a parecerse a la marina inglesa del siglo XVII (disciplina en mayúsculas). Sí, muchas interrogaciones, lo sé y duele poner tantas, pero resulta más pesado que no haya respuestas para ellas. No se puede ser políticamente correcto al igual que no se puede ser conservador a la hora de escribir ciencia ficción. En mi anterior artículo, sobre “Blade runner” mi análisis estaba motivado por la misma razón que éste que ahora escribo: Te cansas de leer y escuchar hablar de ella con argumentos desfasados y llenos de tópicos. Si me preguntáis os diré que esa película no está incluida en la lista anterior porque aunque de manera secundaria muestra un conflicto moral resuelto: si no te va bien con las personas y eres feliz con una androide, pues nada chaval, a disfrutar. Lo que puede ser dicho sea de paso una solución a la abstinencia anterior (para el que la quiera).
“Eva” es una agradable película que plantea un dilema moral: ¿Hasta qué punto puede ser humano una máquina? La respuesta desde el punto de vista que planteo es obvia: A quién **** le importa. Sobra este tipo de planteamientos que son el equivalente a Crepúsculo en la Scify. Lo valiente, lo necesario sería responder a las cuestiones que realmente importan a ese respecto: ¿Qué ha pasado con el paro? ¿Existe tanto empleo que nos podemos permitir fabricar maquinas pensantes y currantes? ¿Cómo se estructura esa sociedad y con qué valores se enfrenta a las máquinas y a su convivencia? “Yo robot” no te comenta si a esas alturas ya cuentas con una sanidad gratuita, o con un alto índice de… puñetas… ¿De qué? Porque cada día somos más, existen menos recursos. La respuesta Naif es la misma: da igual, lo importante es la historia entre el hombre y la máquina (tan absolutamente respetable como Gandía Shore). Pero aún servidor no le hables de Matrix, háblame de si estos movimientos sociales de ahora que intentan luchar contra lo que consideran injusticias sociales se desarrollarían en un futuro. ¿Llegará el momento en el que la línea que separa la lucha social del terrorismo se hará demasiado confusa? ¿Dejaremos los clichés de regímenes totalitarios y represivos para justificar la violencia de unos grupos?
La Csify requiere más que intentar profetizar sobre sistemas de propulsión y dejar de escudarse en que lo importante son las manidas historias de amor de siempre. “Moon” estupenda película que expresa un problema al que muy probablemente nos enfrentaremos aunque se eche en falta algo más de profundización. ¿De verdad bajarían las acciones de la compañía al saberse la verdad? ¿Algo de esas dimensiones? ¿Es que se sabría la verdad? ¿La sabemos ahora? Hay que rayar la ingenuidad para creerlo, sobre todo tratándose de un monopolio de esas características. En demasiados casos nos encontramos con las historias de siempre ambientadas en el futuro. ¿No sería hora ya de comenzar a ambientar el futuro? Es penoso que el mundo del futuro se reduzca a un simple decorado. Es inevitable que muchos os agarréis a algún título de Scifi, que como no he nombrado, es un ejemplo de que soy pesimista sin fundamento, pero haceros un favor (a mí en realidad ni me va ni me viene) centraros en el concepto, no en las formas y pensad en si podríais ir más allá en las historias de Scifi. No os escudéis infantilmente en algún título: claro que los hay estupendos, el problema es que cada vez son los menos.
Lástima que no nos guste ensuciarnos las manos y parecer políticamente incorrectos, e incluso unos impresentables y nada “cool”, qué buena Scify se generaría.