Admin
13-Nov-2011, 02:23
Rescato este post que hice para otro hilo, con la intención de profundizar en los argumentos y reflexiones que contiene, y al mismo tiempo reabrir un debate que me parece muy interesante y vigente.
Espero que os apuntéis a la charla!
Un humano es una máquina que funciona según sus engranajes y acorde a sus funcionalidades. Tener gustos es algo que conlleva nuestra condición biológica (y que tengamos unos gustos y no otros, depende solamente de la estructuración génica heredada).
Por tanto, que una máquina tenga o no gustos, solo depende de si se le programan unos gustos a los que ajustar su comportamiento.
En cuanto a preferencias en general, pues más de lo mismo;
Podemos pensar en máquinas sin gustos ni preferencias, o en máquinas diseñadas para tener precisamente gustos y preferencias. Nuestro comportamiento como humanos se ve tan condicionado por los gustos que cada uno tiene, que tendimos a interiorizar que eso es algo propio de la persona (y dado por una especie de alma o impromta que cada uno de nosotros tiene; nuestro verdadero Yo), pero sin embargo, nuestros gustos son meramente el reflejo estadístico de una serie de combinaciones entre genes dominantes y recesivos, que según la química que los dispone se autoregulan propiciando variaciones de comportamiento e influjos sociales en incesante interacción.
Somos pues el resultado de programas génicos que todavía no conocemos lo suf¡ciente como para manipularlos a nuestro antojo.
Pero sin embargo, en un futuro no será extraño poder cambiar nuestros gustos y condición humana; y los misticismos otorgados a almas y demás señas de identidad espiritual, entrarán a formar parte de la ciencia (un conocimiento más profundo sobre lo que somos y cómo funcionamos, y en el que cada vez queda menos cabida a almas identitarias sino a procesos medibles que nos hacen ser como somos).
Creer o no el algo, amar, etc, son procesos químicos en el que juegan distinto papel distintas variables (todas explicables, y en las que no hay cabida al espiritualismo místico). Que un hombre se sienta atraído por una mujer (y viceversa), es un comportamiento regulado por nuestra química, preferencias físicas, base de datos que barajamos, etc (Todo cosas concretas que se ciñen a programaciones de distinto calado).
De momento, una máquina no puede crear otra máquina sin ayuda humana y programarla para que se comporte como un ser humano. Y como humanos, nosotros tampoco podemos sin ayuda de máquinas, generar un ser vivo diseñado íntegramente en el laboratorio.
Lo que quiero decir con todo esto, y reconozco que es algo contraintuitivo, es que todo ser humano con conciencia ha sido programado; A nivel superficial por sus semejantes (educación, roles sociales, política, religión, etc), y a nivel más profundo, de forma más arbitraria y sutil (pero no por ello menos importante); programación génica basada en selección natural.
No podemos decir que una máquina no tiene gustos ni preferencias y nosotros sí, y quedarnos tan anchos. En todo caso podemos decir que los gustos o apetitos de comportamiento humano social, no están presentes en ningún androide actual (hasta que se los programemos, del mismo modo como la selección natural nos ha programado los nuestros).
En definitiva, un humano o una máquina meramente responde según su programación. Ni más ni menos.
Un humano responde al código de programación genético.
Espero que os apuntéis a la charla!
Un humano es una máquina que funciona según sus engranajes y acorde a sus funcionalidades. Tener gustos es algo que conlleva nuestra condición biológica (y que tengamos unos gustos y no otros, depende solamente de la estructuración génica heredada).
Por tanto, que una máquina tenga o no gustos, solo depende de si se le programan unos gustos a los que ajustar su comportamiento.
En cuanto a preferencias en general, pues más de lo mismo;
Podemos pensar en máquinas sin gustos ni preferencias, o en máquinas diseñadas para tener precisamente gustos y preferencias. Nuestro comportamiento como humanos se ve tan condicionado por los gustos que cada uno tiene, que tendimos a interiorizar que eso es algo propio de la persona (y dado por una especie de alma o impromta que cada uno de nosotros tiene; nuestro verdadero Yo), pero sin embargo, nuestros gustos son meramente el reflejo estadístico de una serie de combinaciones entre genes dominantes y recesivos, que según la química que los dispone se autoregulan propiciando variaciones de comportamiento e influjos sociales en incesante interacción.
Somos pues el resultado de programas génicos que todavía no conocemos lo suf¡ciente como para manipularlos a nuestro antojo.
Pero sin embargo, en un futuro no será extraño poder cambiar nuestros gustos y condición humana; y los misticismos otorgados a almas y demás señas de identidad espiritual, entrarán a formar parte de la ciencia (un conocimiento más profundo sobre lo que somos y cómo funcionamos, y en el que cada vez queda menos cabida a almas identitarias sino a procesos medibles que nos hacen ser como somos).
Creer o no el algo, amar, etc, son procesos químicos en el que juegan distinto papel distintas variables (todas explicables, y en las que no hay cabida al espiritualismo místico). Que un hombre se sienta atraído por una mujer (y viceversa), es un comportamiento regulado por nuestra química, preferencias físicas, base de datos que barajamos, etc (Todo cosas concretas que se ciñen a programaciones de distinto calado).
De momento, una máquina no puede crear otra máquina sin ayuda humana y programarla para que se comporte como un ser humano. Y como humanos, nosotros tampoco podemos sin ayuda de máquinas, generar un ser vivo diseñado íntegramente en el laboratorio.
Lo que quiero decir con todo esto, y reconozco que es algo contraintuitivo, es que todo ser humano con conciencia ha sido programado; A nivel superficial por sus semejantes (educación, roles sociales, política, religión, etc), y a nivel más profundo, de forma más arbitraria y sutil (pero no por ello menos importante); programación génica basada en selección natural.
No podemos decir que una máquina no tiene gustos ni preferencias y nosotros sí, y quedarnos tan anchos. En todo caso podemos decir que los gustos o apetitos de comportamiento humano social, no están presentes en ningún androide actual (hasta que se los programemos, del mismo modo como la selección natural nos ha programado los nuestros).
En definitiva, un humano o una máquina meramente responde según su programación. Ni más ni menos.
Un humano responde al código de programación genético.