Los sentidos son como unos receptáculos que nos permiten percibir lo que está a nuestro alrededor, así como también, determinados estados internos del organismo.
Aunque se suele hablar de cinco sentidos, hoy en día se distinguen más (pero no vamos a entrar con esto, porque ni los investigadores se ponen de acuerdo con su número y clasificación).
Todo lo que sabemos acerca del mundo que nos rodea proviene de nuestros sentidos, y lo que nosotros manejamos conscientemente, no es más que una representación mental alimentada por ellos.
Pero sobra decir que nuestros sentidos, no detectan la realidad como en verdad es (pues cada organismo, la percibe de su particular modo en función de sus características), y además, tal información sensorial es convertida en impulsos eléctricos y químicos que son también distintamente interpretados por cada cerebro (en función de sus peculiaridades intrínsecas).
En efecto, las cosas no son percibidas de igual modo para todos: Los delfines perciben las cosas a su modo, así como los pájaros, nosotros o cualquier criatura existente.
Simplemente para empezar, porque no todos tenemos los mismos sentidos ni el rango de los mismos es coincidente. Luego para rematar, porque cada ser funciona distintamente, e interpreta las cosas a su manera.
Esto nos lleva al inquietante planteamiento de cómo saber cómo es verdaderamente la realidad (y si la estamos interpretando correctamente, es una aproximación barata, o las cosas no tienen nada que ver con la interpretación mental que les damos).
Bueno, a estas alturas cualquier científico te dirá que lo que sentimos no es la realidad de la naturaleza, sino una interpretación mental de la misma.
Nuestros sentidos ofrecen estímulos mediocres al cerebro. Confiamos en ellos, creemos que describen correctamente el mundo que nos rodea... cuando la verdad es que no pueden. Lo que percibimos no es el mundo real, sino una adivinanza de nuestra mente, en la que todo lo que tenemos, es una realidad de cartón, una foto borrosa y engañosa que nunca comprenderemos del todo.
Podría decirse que en verdad, meramente vivimos en una simulación mental emanada por nuestro particular cerebro (nada representativo, y que podría ser de incontables formas distintas).
Entonces, ¿cuál es la realidad?: ¿la de los perros, la de las mariposas, o la de los humanos?
Obviamente, ninguna. Pero ya no por ser de especies distintas, no; según los genes de cada persona, una misma comida sabe diferente de una persona a otra.
Hoy sabemos que ciertamente, todo lo que los sentidos perciben del mundo está en nuestras mentes.
Desde luego, hay una realidad material que es procesada; a partir de ella el sistema nervioso empleando los sentidos provee nuestro cerebro de alimento para elucubrar, pero ni las imágenes, ni los olores, ni los sabores, ni las sensaciones táctiles ni los sonidos, existen fuera de nuestra mente.
Entiendo que todo esto resulte contraintuitivo, pero no quiere extenderme más porque el consenso científico al respecto es, unánime.
Bien. Vamos a por la parte que nos interesa...
Unos neurocientíficos australianos han simulado estímulos nerviosos, a los que el cerebro ha reaccionado sin percibir que era información, digamos, inducida artificialmente.
Los nervios, podríamos decir que envían datos al cerebro en código encriptado. Birznieks cree que descifrar completamente ese código, sería un paso hacia enormes avances: añadir sensaciones a las conexiones cerebro-ordenador, aplicaciones en telecirugía, prótesis y robótica, etc.
"Cuando hayamos descifrado el código completo, podremos usarlo para hacer sentir a las prótesis; para que los amputados puedan sentir el mundo nuevamente. Podrán tomar la mano de las personas que aman y sentir esa sensación", añade.
Lo que han conseguido de momento, es que en lo referente al sentido del tacto, el cerebro reaccionase igual ante estímulos artificiales, que si la información recibida hubiera sido enviada a través de su código nervioso natural.
La proeza es notable. Estos neurocientíficos no sólo han conseguido escuchar las conversaciones que el cerebro mantiene con los sentidos, sino también replicar ese lenguaje encriptado para informar al cerebro directamente, sin que perciba que el mensaje ha sido “hackeado”, y desencadenando la reacción correspondiente al estímulo simulado.
Ese refinamiento, han dicho, sólo fue posible recurriendo a la Inteligencia Artificial.
Los resultados son todavía limitados (ya que sólo se ha conseguido que funcione para estímulos simples), pero los investigadores esperan perfeccionar su técnica para simular todo tipo de sensaciones utilizando los códigos nerviosos. Es decir, una inmersión sensitiva total.
De acuerdo.
No sé si estáis viendo, que aquí el meollo de todo el asunto parece ser la información que mentalmente barajamos.
Ahora se trabajará en prótesis que engañen al cerebro para que sean percibidas como un extremidad biológica más (con su misma funcionalidad, aspecto, etc), pero en un paso más allá, cabe preguntarse qué grado de estimulación artificial podríamos llegar a alcanzar.
Por ejemplo: ¿Es descartable un vivir virtual a lo Matrix?
¿Es posible llegar a estimular un cerebro para que crea que protagonizar una vida plena, estando en realidad embutido e inmóbil, en una cápsula de realidad virtual?
Sí, el engaño es patente, pero... ¿Acaso no nos engañan ya nuestros sentidos biológicos?
Bueno, los impedimentos técnicos ahí están, pero... ¿No sería un primer paso, saber replicar estímulos naturales por otros insertados convenientemente? (como ya han empezando a hacer)
Sin duda ahora nos perece que semejante escenario no es apetecible, pero: Para una persona que no puede moverse en absoluto... ¿No sería un alivio poder gozar de una tecnología que le permitiese experimentar una realidad virtual satisfactoria (y tan convincente como la real)?
Y no de forma solitaria, sino conectado junto con más gente, interactuando... etc.
Estimulando el cerebro atinadamente, esto parece ser posible.
Pero no pensemos en minusvalías... ¿Acaso no causaría sensación (hasta en personas sanas), unas cápsulas que te permitieran disfrutar de una inmersión completa a universos virtuales maravillosos?
Sin duda, sus alicientes tendría... Pero es más: ¿Acaso alguien piensa que no habría quienes disfrutarían más de esa virtualidad idílica, que de su desgraciada vida material?
Lo visto en Matrix, por tanto, para mi es factible. Pero no como consecuencia de malvadas máquinas que nos usan como pilas, sino por el propio devenir de los sucesos que estamos desencadenando: De forma voluntaria, y propiciado por nosotros.
Es probable que mucha gente acabe deseando la vida digital (porque tiempos futuros, se encargarán de disipar la animadversión hacia lo digital).
Al principio, cuando todavía no hayamos llegado al punto de transferir conciencias en máquinas, se requerirá del hardware biológico (el cuerpo humano).
Las personas podrían despedirse de su vida material, y entrar voluntariamente en cápsulas de realidad virtual... para siempre (suspendidas criónicamente, en un letargo ansiado: solo, para gozar de la virtualidad).
Desconozco si serían mayoría o no, pero la realidad virtual es el primer paso (e investigaciones como la que hemos visto, no hacen más que favorecer otro modo de vivir la realidad).
Solo el tiempo dirá qué condición nos resultará más placentera, pero seguramente, lo que a ti pueda gustarte ahora, poco tendrá que ver con las inclinaciones y anhelos de los habitantes del futuro...
Y a ti: ¿Te seduce esto de vivir virtualmente? ¿En según qué circunstancias te lo pensarías, o lo descartas completamente?
¿Crees que veremos algún día, esas cápsulas de realidad virtual que os decía?
Fuentes:
- [tendencias21.net] Descifrado el código cerebral que interpreta los sentidos
- [es.wikipedia.org] Sentido (percepción)
- [elblogdeyes.com] La realidad y nuestros sentidos
- [rankia.com] La realidad no existe, sólo nuestra percepción (I)
- [vix.com] 6 curiosidades sobre los cinco sentidos y la percepción de la realidad